De este modo conseguí abrir mi empresa de supermercados en mi comarca

Hay muchos ejemplos de emprendimiento en España. Y tenemos que valorarlos como se merece. No es fácil que una persona, con un dinero que tiene ahorrado y que podría invertir en sí misma, se lance al vacío y decida invertir ese dinero en un proyecto empresarial que nadie le asegura que vaya a salir bien. Es necesario ser muy valiente y acumular mucho valor para ponerse en una situación como esa, que además hace que tengamos que asumir interminables horas de trabajo. Un antiguo jefe me dijo que tener una empresa es como tener un hijo, y la verdad es que con el paso de los años le he tenido que dar la razón.

Voy a contaros cómo he ido construyendo mi empresa con el paso de los años. Antes de nada, me gustaría destacar que mi manera de hacer las cosas no es ni mejor ni peor que la de nadie, simplemente la cuento por si puede servir para cada una de las personas que vayáis a leer estas líneas. Hace algunos años, pensé que sería buena idea abrir una compañía de supermercados. No tenía la intención de que fuese un gigante a nivel nacional, como lo son otros. Creo que hubiese sido imposible llegar a eso. Pero sí que creía que tenía posibilidades en el plano regional, sobre todo porque en la comarca en la que vivo hay pueblos que no son demasiado grandes y en los que esos supermercados nacionales no suelen poner su mirada.

El sector en el que me está ofreciendo estaba realmente atomizado según lo que indicaba el estudio realizado por el portal web Statista que comparto con vosotros a continuación y que cifraba el número de supermercados en España en más de 23.000 unidades. En la comarca de la que estoy hablando, por supuesto que todo el mundo tiene la memoria los nombres de algunas de esas grandes compañías de alimentación que trabajan es prácticamente todas las ciudades y provincias de nuestro país, pero muchas de esas personas se tienen que desplazar el coche a lo largo de varios kilómetros para poder realizar la compra. Y eso era precisamente con lo que yo quería acabar.

Tenía bastantes esperanzas puestas en un proyecto como el que estaba manejando. Sabía que la gente iba a valorar muy positivamente que alguien se interesara por el hecho de que pudieran hacer la compra sin tener que coger el coche. Sería una compra que podrían realizar todos los días y que no les iba a exigir planificarse de una manera concienzuda para no olvidarse de nada una vez que fueran al supermercado, que era lo que estaba ocurriendo hasta entonces. La verdad es que a muchas de las personas con las que hablé del tema les pareció una buena idea, incluidas las que trabajaban para el banco, que no me pusieron demasiados problemas para concederme el crédito que iba a necesitar para comenzar a sacar adelante este proyecto.

Una vez que tuve la seguridad económica como para realizar la labor de emprendimiento, me puse manos a la obra para ver cómo podría empezar a levantar los establecimientos en los que se iban a construir los supermercados. Hay que tener en cuenta que, el municipios pequeños como en los que me querían enfocar, no hay locales que tengan grandes superficies, sino que es necesario construirlos. Llegaba la hora de valorar distintas empresas que pudieran echarme una mano a tal efecto. Valoré varias y me decanté por Elemar Ingenieros porque no solo me iban a ayudar a levantar esos establecimientos, sino que también me proporcionaban la posibilidad de instalar placas solares e incluso cargadores eléctricos, elementos que están de actualidad y que, sobre todo, van a ser necesarios a medio y largo plazo.

Poder llevar a cabo este tipo de avances de manera simultáneo iba a proporcionarme también un ahorro de costes que era más que interesante. Así que decidí ir adelante con este plan y pronto tuve mi primer centro abierto. Para los vecinos de la localidad en la que fue instalado fue una auténtica revolución. Muchos me agradecieron personalmente la inversión y la verdad es que también lo hicieron depositando su confianza tanto en mí como en el resto de profesionales que había contratado para las tareas de reposición y cobro. El centro fue rentable prácticamente desde el primer día y eso me hizo empezar a pensar en abrir más.

Eso es lo que llevé a cabo a continuación. Fue en un municipio con características bastante similares al que ya contaba con un supermercado de mi compañía. La situación se volvió a repetir exactamente del mismo modo en que os contaba más arriba: levantamos un edificio moderno y preparado para los retos del futuro y los vecinos lo volvieron a coger con una enorme ilusión, haciendo que el centro fuera rentable y prácticamente desde el momento en que abrió sus puertas por primera vez. Quedaba claro por tanto que mi modelo de negocio estaba funcionando y que tenía mucho que decir dentro de un sector tan competitivo como lo es el de la alimentación.

Nuestra empresa fue condecorada por ambos ayuntamientos y eso no hizo sino continuar mejorando nuestra imagen y popularidad. Al cabo de unos cuantos años, ya eran 7 los centros de venta que teníamos abiertos, lo que nos obligó a dar el siguiente paso: el de abrir un almacén central desde el que proveer de toda la mercancía a esos centros. Cuando ya tienes un sistema logístico y una flota propia, puedes decir que has construido una base sobre la que se sustenta y sobre la que se sustentará tu negocio. Y ese fue nuestro caso. Teníamos muchas cosas de las que estar orgullosos. Pero seguíamos con las mismas ganas de continuar trabajando que teníamos el primer día.

Hemos pasado por momentos complicados, como todo el mundo 

No todo ha sido un camino de rosas, como seguro que estabais pensando. Hemos tenido que pasar por momentos complicados. Y la verdad es que los últimos 5 años han sido un buen ejemplo de ello. La llegada de la pandemia a nuestro país supuso un reto para todos nosotros. Creo que las grandes compañías de la alimentación vivieron el tema de otra manera porque se beneficiaron enormemente de la necesidad imperiosa de comprar que empezaron a tener las familias, porque disponen de grandes masas de productos y tienen la sartén por el mango con los proveedores. Nuestro caso era bien diferente. Nosotros seguíamos siendo una pyme y la verdad es que no teníamos la misma capacidad para mantener nuestros estantes llenos para los clientes.

Llegué a pensar en que eso nos podría afectar a medio y largo plazo porque las grandes superficies tenían un argumento para fidelizar a más clientes. El hecho de que, una vez pasada la pandemia, se produjera un encarecimiento general de los productos como consecuencia del inicio de las hostilidades en Ucrania tampoco ayudó demasiado. Fueron momentos bastante complicados, pero tengo que decir que conseguimos salir adelante y que, ahora que parece que las cosas se están estabilizando, nos han hecho más fuertes. Nuestra posición sigue siendo la de una empresa consolidada en la región en la que opera. Haberlo conseguido en poco tiempo y con una situación tan complicada delante tenía su mérito.

Estoy convencido de que el futuro va a presentar momentos que van a ser tan complicados como los que ya hemos pasado. Pero también creo que el negocio está preparado para hacer frente a todo lo que vaya a venir. Hemos conseguido crear una estructura que es sólida y que responde a las demandas de todos los clientes, así que creo que tenemos posibilidades de adaptarnos a cualquier contexto que se pueda presentar ante nosotros.

Por otro lado, decir que ojalá que hubiera muchas empresas que invirtieran en municipios de los que componen la llamada España vaciada. Creo que sería interesante hacerlo para que muchas zonas que han sufrido la emigración masiva de gente a lo largo de las últimas décadas recobraran algo de vida. Dicen que el teletrabajo puede ser una herramienta perfecta para conseguir ese objetivo. Y yo confío mucho en que eso sea así. Para un negocio como el mío, que ha crecido en municipios muy pequeños, esa sería una excelente noticia y un justo premio. Ojalá que lo podamos ver cumplido antes o después.

Las empresas que crecen en municipios pequeños también tienen posibilidades de triunfar. No os penséis que, por el simple hecho de abrir una empresa en una gran ciudad, el éxito va a estar asegurado. No es ni mucho menos así. Como os decía antes, he querido contar la realidad de mi negocio sin querer venderla como algo mejor o peor que la de cualquier otra empresa. Y espero que os haya servido. Buscad más experiencias de emprendedores si queréis seguir viendo cómo es esta labor tan dura pero tan bonita al mismo tiempo. Y, si tenéis alguna idea en la cabeza, no lo dudéis en absoluto: adelante.