En España la salud dental es un asunto delicado, ya que nos queda mucho por avanzar si nos comparamos a nuestros homólogos europeos. Pero lo cierto es que la sociedad ha avanzado considerablemente en lo que respecta al cuidado de la salud dental, en la que influyen los odontólogos y estomatólogos.
Y encontramos aquí el objetivo central del artículo de hoy, ya que estamos familiarizados con el término odontología, pero no estomatología. Las grandes campañas de publicidad han hecho referencia a la odontología para referirse a los dentistas, que son los encargados de cuidar de una parte de la salud dental.
Aún así, no podemos olvidar el trabajo de otras instituciones por poner en valor a los estomatólogos. La institución por referencia es el Consejo de Dentistas, la corporación de derecho público que trabaja de forma independiente e imparcial por la ordenación profesional, por la calidad de los servicios odontológicos y estomatológicos, y su cumplimiento con la legislación vigente y los principios éticos y deontológicos.
De esta manera, nos encontramos con que la estomatología tiene una función complementaria a la odontológica, pero ambas están diferenciadas. En el artículo de hoy vamos a hablar sobre estas diferencias, sutiles pero importantes, entre ambas profesiones, con el fin de darle valor a la estomatología.
Diferenciación con la odontología
Un estomatólogo es un licenciado en Medicina que después de acabar su carrera universitaria, eligió especializarse en el cuidado de la salud bucodental escogiendo la rama de Estomatología (“ciencias de la boca”). Además de especialistas en patologías dentales y los tratamientos para solucionarlas, los estomatólogos están especializados en los trastornos de toda la boca, como las encías, el paladar, las glándulas salivares, el maxilar y la mandíbula… Parece que estamos hablando de la odontología, pero no es así.
Hasta 1987, los estomatólogos eran los únicos profesionales legalmente autorizados para tratar a pacientes en un gabinete dental de nuestro país. En conjunto, y para ser considerado como tal, un estomatólogo invertía un total de nueve años (seis en la licenciatura de Medicina y 3 en el MIR) en su formación médica.
La situación de los dentistas españoles era prácticamente única en el mundo: en otros países europeos, como Italia o Francia, los dentistas podían ejercer su profesión legalmente tras haber completado una formación universitaria de tan solo tres cursos académicos. Por ello, y a raíz del ingreso de España en la Unión Europea, decidió homologarse con los países de nuestro entorno y en 1986 se crearon los estudios de Odontología, de cinco años de duración.
La nueva licenciatura se implantó en pocos años en multitud de universidades españolas, al tiempo que se extinguía la especialidad en Estomatología como oferta académica. Por ello, los estomatólogos suelen ser profesionales de mayor edad que los odontólogos en activo. La última promoción de estomatólogos de nuestro país se graduó en 2001, aunque llevaba muchos años fuera de los planes de estudios de la gran mayoría de universidades.
Una vez que ha superado con éxito su licenciatura en Odontología, un odontólogo podía atender a los pacientes en una clínica dental del mismo modo que un estomatólogo. Ambos profesionales quedaban legalmente englobados bajo el término dentistas.
Diferencias formativas aparte, la ley no hace diferencias entre estomatólogos y odontólogos… y el paciente no notará diferencias entre un odontólogo y un estomatólogo en la asistencia que reciba. Ambos profesionales son dentistas y están igualmente cualificados para tratar la boca de los pacientes, tanto legal como clínicamente.
Dicho esto, un estomatólogo está formado en Medicina, por lo que, a priori, debería estar mejor preparado para afrontar patologías bucodentales relacionadas de un modo u otro con la salud general. Su formación médica puede ser especialmente útil en el caso de las enfermedades periodontales, que a menudo aparecen en pacientes con diabetes o problemas cardiovasculares.
Con todo, y desde el punto de vista de la salud bucodental, conviene insistir en que un odontólogo tiene las mismas competencias y atribuciones que un estomatólogo, aunque sus itinerarios académicos hayan sido distintos. Pero como hemos visto puede ser más útil en el caso de algunos pacientes, como los diabéticos.
¿Ha cambiado tu visión sobre la odontología, ¿estarías dispuesto a acudir a un estomatólogo? Coméntanos tu opinión en los comentarios.