Piscinas de agua salada

Se acerca el buen tiempo. Aun quedan unos meses para el verano, pero la primavera ya esta llamando a la puerta. Los días empiezan a ser más largos el sol nos acompaña más a menudo y muchos, ya empiezan a pensar en el verano, la temporada de baños y por supuesto, las piscinas. Ya sean públicas o privadas, las piscinas, no pueden faltar en verano. Por lo que si no tienes una en tu jardín (si es que dispones de jardín) y estás planteándote instalar una, puedes decantarte por montar una de agua salada. No, tranquilo. No se trata de tener que adquirir agua del mar. Las piscinas de agua salada no son parcelas del Mediterráneo, instaladas en el jardín.

Para conocer todo sobre las piscinas, su mantenimiento y demás, no hemos dudado en hablar con los profesionales y amigos de Mantenimiento Piscinas Madrid. Como buenos expertos, nos han hablado de en qué consiste una piscina de agua salada.

Como venimos diciendo, con la llevada del buen tiempo, empezamos a pensar en las maneras de sofocar los calores que nos acometen en verano. Mientras que lo ideal sería tener a mano una buena zona de playa, la realidad es que en las ciudades de interior, esa posibilidad se limita a los ríos o pantanos más cercanos. La alternativa menos natural y para muchos la más deseable, cabe decir, es darse un buen chapuzón en la piscina. Sea pública o privada, más grande o más pequeña. Lo esencial es aliviar los calores y pasar un rato agradable y sin estrés.

A quienes les encanta refrescarse en la piscina, nadar y pasar un buen rato a remojo, saben de sobra las consecuencias que el cloro utilizado para su desinfección, conlleva: irritación en los ojos, sequedad en piel y pelo. Si se trata de tu propia piscina, es posible que estés cansado de almacenar y manejar los bidones del mismo. Manipular cloro, conlleva algunos riesgos que hay que tener en cuenta.

Sin embargo, evitarse estas molestias sin tener que renunciar a contar con una piscina en tu jardín, es posible. Las piscinas de agua salada solucionan estos problemas y además, son más saludables.

Para los que se pregunten como es posible transformar una piscina tradicional en una de agua salada, seguir leyendo.

El sistema de filtrado es la clave

Transformar una piscina tradicional en una de agua salada no reviste ningún misterio: basta con modificar el sistema de filtrado del agua. Este cambio, puede llevarse a cabo por un profesional, algo más que recomendable, salvo que seas un manitas y se te de bien este tipo de cosas.

Si decides ejecutar la tarea, tienes que saber en que se basan las piscinas de agua salada. En este tipo de piscinas, lo que se utiliza son cloradores salinos, dispositivos que se colocan en el sistema de depuración y generan el cloro gaseoso mediante la electrólisis que parte del agua salada. Este cloro, va a disolverse de manera automática en el agua desinfectándola.

Una vez que el agua ha pasado por los electrodos que lleva el clorador salino, este se convertirá en hipoclorito sódico, capaz de desinfectar el agua, eliminando cualquier microorganismo nocivo que haya en la misma. Concluido el proceso, el compuesto químico, vuelve a convertirse en sal, siendo inofensivo para la salud.

Este proceso de desinfección del agua, es totalmente natural, por lo que se trata de un agua más saludable para estar en ella, menor irritante y por supuesto, mas respetuoso con el medio ambiente.

La instalación debe contar con una serie de elementos de cloración salina en la tubería de retorno del sistema de depuración de la piscina. Para proceder a su instalación, hay que asegurarse de que existe espacio suficiente para colocar los siguientes elementos:

  • Un regulador de PH
  • Una célula de electrolisis
  • La sonda del PH
  • Una sonda de temperatura
  • La inyección de ácido

Una vez se haya llevado a cabo la instalación del sistema, hay que comprobar que el agua que haya en la piscina, esté limpia y no tenga algas. Comprobado esto, toca comprobar que la temperatura del agua este a quince grados centígrados y añadir entre cuatro y seis kilogramos de sal por metro cúbico.

Para los más avezados que se decidan por hacer el cambio ellos mismos, tener en cuenta que el tipo de sistema de cloración a elegir, dependerá del volumen de agua que posea la piscina.

Según los expertos en el sector, se trata de un proceso de dificultad media y cuya duración es de unas tres horas. Claro que esto dependerá en gran medida de la pericia del instalador y la accesibilidad de la tubería donde hay que instalar el sistema.

Propiedades y mantenimiento del agua salada

Los beneficios que ofrece este tipo de piscina dejan a las piscinas tradicionales cada vez, con menos seguidores. Entre el ahorro que supone a la hora de comprar productos químicos para su limpieza, mantenimiento y desinfección y la reducción de alergias, irritaciones y demás consecuencias del cloro en piel y pelo, no cabe duda de que es la mejor elección.

Para el mantenimiento de las piscinas de agua salada, se requieren muchos menos cuidados y además, estos, son mucho menos laboriosos. Citemos aquí algunos de esos cuidados que requiere:

  • Controlar el nivel de sal en el agua. Es necesario añadir cierta cantidad de sal de vez en cuando para mantener el equilibrio.
  • Controlar la temperatura del agua ya que es imprescindible que para que se produzca la reacción, se encuentre a quince grados.
  • Control del PH. Esto debe ser constante por lo que es necesario un controlador automático.
  • Saber la cantidad de cloro gaseoso necesaria en cada momento. Puede hacerse de forma natural o con ayuda de una sonda.
  • Como es lógico, hay que mantener la piscina y toda su instalación libre de hojas e insectos.
  • También es necesario pasar el limpiafondos cuando corresponda.

Aunque no requieren tanta cantidad de productos químicos para su mantenimiento, es conveniente la utilización de algunos para alargar su vida. Será el profesional que te haga la transformación o venda los materiales, quien mejor pueda asesorarte al respecto de los productos que van a ser necesarios para el mantenimiento óptimo de tu piscina de agua salada.