La globalización nos ha traído una gran cantidad de avances a nuestra vida, que han repercutido de una manera tan fuerte, que han cambiado la manera de ver el mundo. Para aquellos que han nacido después del año dos mil no han visto ni vivido situaciones que marcan toda una vida, con lo que eso conlleva.
Actualmente es posible hacer negocios a grandes escalas con los países de todo el mundo, excepto Corea del Norte que se empeña en perjudicar a su gente bajo el puño de acero de un dictador tan incoherente como ir a correos y pedir que te hagan el pelo de Ronaldo en el mundial del 2001.
Hacer negocios con otros países no es algo nuevo, durante más de un siglo se llevan a cabo negocios internacionales. Pero lo que antes era a nivel intracontinental, ahora se ha trasladado a un nivel supra continental, es decir, que si antes hacías negocios con los países europeos por su proximidad, ahora se hacen con países que están en otro continente.
El obstáculo del transporte se ha eliminado con la aparición y modernización de los aviones. Además de eliminarse el obstáculo del transporte también se ha abaratado, ya que los transportes pueden salir muy muy barato si se consiguen comprar grandes mercancías. Un ejemplo de esto son las compras por precios irrisorios que se hacen desde China.
Uno de los problemas con los que topa esta internalización en los negocios son los estados, y recientemente se ha producido una situación nada recomendable para el comercio. En Argelia se está produciendo un bloqueo a las exportaciones, afectando a sectores como el de la cerámica o el del mueble.
Los datos que reflejan las pérdidas
El cierre de las fronteras comerciales con Argelia está suponiendo un descenso de ventas del 27,5% durante el primer trimestre. Durante este trimestre se han exportado muebles a Argelia por poco más de dos millones de euros, mientras que el año pasado las fuentes superaron los tres millones de euros. Estos datos se corresponden a la provincia de Castellón, que ha sido gravemente afectada por este cierre de fronteras.
Volvemos a recordar que los cierres de fronteras, excepto en casos de extrema necesidad, no suponen solo las pérdidas de beneficios para las empresas españolas, sino también para las argelinas que no pueden continuar sus negocios. Esto es un gran problema para los trabajadores, ya que ven cómo su puesto de trabajo queda en jaque.
También afecta a tiendas de muebles online, como es el caso de Dismobel, un grupo de empresas del sector del hábitat, fabricación y distribución con más de sesenta y cinco años de experiencia, que destaca por tener una profunda pasión en su negocio, lo que les motiva para satisfacer a sus clientes a partir de sus necesidades, y todo ello mediante una gestión sostenible que tiene en cuenta a las nuevas generaciones.
En conclusión, los cierres de fronteras no son buenos para nadie, excepto en casos de extrema necesidad. Por tanto, los estados tienen que tener más en cuenta que estos cierres pueden suponer la pérdida del empleo de sus ciudadanos, así como el empeoramiento de las relaciones comerciales.