Existe un debate constante acerca de cuáles son los sectores de actividad más rentables en España. La lógica y el conocimiento genérico que tenemos de nuestro país nos invita a pensar que industrias como la turística o de la construcción son las que encabezan todos los rankings que se elaboran en este sentido. Y lo cierto es que no vamos desencaminados en absoluto. Los datos hablan por sí solos y dejan claro que las empresas de estos sectores facturan mucho y juegan con un margen considerable entre sus costes y dicha facturación.
Sin embargo, en nuestro país hay muchas más industrias y sectores de producción que sin hacer excesivo ruido también se han colado entre los más interesantes del mercado. Uno es aquel del que os vamos a hablar en los párrafos que siguen: no es otro que el de las farmacias, que como decimos ya se ha ganado un puesto de honor en la cúspide de industrias y actividades que, como consecuencia de un buen trabajo, han obtenido un considerable premio informa de rentabilidad económica.
Una de las causas que han propiciado que las farmacias empiecen a ser negocios muy rentables en España es que la población de nuestro país esté tan envejecida. Un gran porcentaje de los medicamentos que se comercializan en los países desarrollados como el nuestro están destinados a personas que cuentan con una avanzada edad y que necesitan algún tipo de tratamiento para paliar lesiones o dolores. Teniendo en cuenta que hay más ancianos que nunca en España, es evidente que los medicamentos de los tíos acabamos de hablar tienen una salida muy fácil en cada uno de nuestros pueblos y ciudades. Es una cuestión puramente estadística.
Os vamos a dejar un par de datos que ponen de manifiesto la rentabilidad de una farmacia en España en un año reciente como lo es el 2018. Según el portal web El Economista, la facturación media de una farmacia en dicho año fue de 912.000 euros. Hay que tener en cuenta que la mayoría de negocios de este tipo son pymes, con lo que no tienen que hacer una inversión muy grande en pagos de salarios y nóminas. Tampoco tienen que hacer una inversión demasiado potente en lo que instalaciones se refiere: podemos ver en cualquier farmacia que no se trata de establecimientos muy grandes. El gasto más grande que asume una entidad de este tipo es la propia compra de medicamentos, los cuales tienen una salida bastante fácil, como ya os hemos comentado.
Otra noticia, en este caso publicada en la web de El País, indicaba que el 20% de las farmacias tiene una facturación incluso superior a la que os hemos comentado y que alcanzan la cifra de los 1’2 millones de euros. No cabe la menor duda de que eso deja claro que este negocio tiene enjundia en un país como el nuestro y que tiene bastante recorrido de cara a los años que están por venir. Y es que no es para nada despreciable lo que genera una farmacia en cualquiera de los territorios de los que se compone nuestro país.
El sector farmacéutico es uno de los que, en pleno siglo XXI, se ha colado entre los más rentables de todos cuantos habitan en la economía española. La población se ha ido convirtiendo en un conjunto de personas cada vez más dependiente de los medicamentos para garantizar su bienestar según lo que nos comentan desde la farmacia San Félix, 75, y lo cierto es que las farmacias han podido crecer y expandirse gracias a ello. Al igual que lo que ocurre con los supermercados, todos y todas, en algún momento de nuestra vida, tenemos que pasar por una de ellas.
Un sector que debe tener una responsabilidad social
Hoy en día, todos los sectores de actividad deben tener una cierta responsabilidad social corporativa. Se trata, en la mayoría de los casos, de una estrategia de marketing a través de la cual muchas empresas dicen demostrar cuál es su colaboración con los sectores más desfavorecidos de la sociedad o con el medio ambiente. Hoy en día, lo cierto es que este tipo de técnicas está muy valorado entre el público general.
En el caso que atañe a las farmacias, esa responsabilidad social ha de ser lo primero. Vale que tenga que haber una rentabilidad para que este sector pueda subsistir (recordemos que no es un servicio público, aunque a mucha gente sí se lo parezca), pero es obvio que tiene que pensar en sus clientes, que son personas con algún tipo de problema y que, en muchos casos, dependen de lo que se les pueda ofrecer en estos locales para garantizar su bienestar. Las farmacias corren el riesgo de perder muchos clientes si se centran demasiado en lo que atañe al dinero y no tanto en lo que respecto a las personas.