Cuando las gangas acaban dando desgracias

Hace poco conocí el caso de un excompañero de carrera ajeno al mundo de las subastas judiciales, que decidió comprar una finca rústica a través del portal de subasta electrónicas del Boletín Oficial del Estado. Como no podía de ser de otra manera, esta finca rústica se vendió por un precio superior al del mercado, y mi excompañero Luís ha visto como ha gastado el dinero en una finca que no lo vale.

Esta historia es bastante común hoy en día, ya que la liberalización de las subastas judiciales ha supuesto que muchas personas que las desconocían hayan pasado a entrar en ellas. Muchos piensan en las grandes opciones de negocio que pueden surgir de estas subastas, ya que quien subasta es el juzgado, y le da igual el precio al que se venda.

Pues bien, esto no es del todo cierto, pues a pesar de que se subastan bienes que provienen de embargos, no todos los bienes tienen que ser buenos. De hecho existen muchos bienes que de buenos tienen lo que Curro Jiménez de europeísta. El problema no está en que los bienes sean dignos de generar grandes ganancias, sino en que hay personas que pujan sin saber exactamente que van a comprar.

Esta situación es habitual, porque no se conocen las maneras de detectar si un bien tiene cargas o no, o si está grabado con algún Derecho Real, como la hipoteca o el usufructo. Con el fin de saber diferenciar todos estos por menores, en este artículo vamos a comentar tres puntos en los que fijarse para no decepcionarse con nuestras pujas.

Lo que debes de examinar antes de pujar

Hay que conocer un poco de Derecho, en concreto del procedimiento de subasta, que es algo especial, porque se necesita de una tasación realizada por perito, y sobre ella se saca el bien a subasta. En esta tasación se tienen en cuenta los diferentes pormenores de los lotes. Es difícil acudir a esta tasación, así que hay que estar a una vía que también nos ayuda, y es la del Registro de la Propiedad y al Registro de Bienes Muebles

A través de las notas simples podemos determinar las cargas de un bien inmueble, su localización, a donde linda, los metros de la finca y los embargos. Con los bienes muebles pasa lo mismo, se puede saber marca, modelo y año de matriculación de las embarcaciones, vehículos y demás bienes.

Con esta información podremos valorar el valor de marcado, las cargas que hay que afrontar y si realmente es un buen negocio. En este momento es importante fijarse un valor máximo para pujar, porque de otra manera podemos entrar en una guerra de pujas que sólo beneficia al acreedor.

Hay otras situaciones en las que no tenemos tantos datos, ya sea porque los lotes que se van a subastar no están contabilizados de manera exhaustiva, o porque el juzgado no aporta más detalles que los que dan las partes en el proceso de origen. En estos casos el consejo que se da es no arriesgarse, porque las puestas pueden hacerte perder dinero.

Si quieres comprar gangas, existen empresas que se dedican a comprar stocks provenientes de liquidaciones, ejecuciones judiciales y lotes al por mayor. Estas empresas suelen vender a precios baratos, ya que hablamos de transacciones en las que se comercia en grandes cantidades. Un ejemplo de empresa de este estilo es Liquistocks, una empresa especialista en la venta de liquidaciones de stocks al por mayor, que ofrece lotes de productos nuevos de primera calidad al mejor precio del mercado.

En conclusión, pujar en las subastas judiciales puede ser divertido, pero hay que tener cuidado sino se sabe a qué se está pujando, pues el negocio del siglo se convierte en el batacazo en lo que tardas en pulsar un clic.